domingo, 28 de septiembre de 2014

TREINTA ESE. ¿UNA DISTRACCIÓN?

El costo político que conlleva una posible, una muy posible alza en los pasajes del transporte público, ha obligado al gobierno central a diseñar una especie de artimaña legal para salir ileso de esta situación.
Muchos han sido los presidentes y los gobiernos que cayeron por esta causa, pero parece ser que la habillidad política de la Revolución Ciudadana ha evitado ese destino, librándose de la responsabilidad y endosándosela a los municipios. Esto de por sí es un tema de debate amplio, pero de él también nace una  "coincidencia" que vale ser analizada:

La fecha.- Llama la atención que este tema salga al debate público cerca de una de las fechas insignes para el gobierno.
 ¿Por qué justo ahora y no hace 3 meses, o en diciembre pasado?
¿Acaso el gobierno necesita en estos tiempos formar una coalisión porque ve su poder mermado por su propia intolerancia?

El aspecto temporal es importantísimo. Justo ahora, la llamada nueva izquierda o progresista está concentrando fuerzas frente a una eventual restauración conservadora, como la llaman ellos.
Justo ahora, lanzan este tema a la población, con una fuerte propaganda nacionalista, todo para mantener ocupada su opinión. ¿Qué es lo que esconden? ¿Qué es lo que pretenden?
¿Acaso todo esto es una distracción?

Treinta Ese. Marca Registrada.

A continuación, analizaré en una serie de artículos, el contexto político y social que involucra al ya célebre TREINTA ESE.

Empezamos con estas interrogantes:

¿¿¿ Qué le pasó a la MEGAN del 30S ???
¿¿¿ Por qué la cambiaron por el FABIÁN ???
¿¿¿ Desde cuándo los Policías son tan buenitos y garantes de la paz y ya no son los CHAPAS y cerdos reaccionarios de siempre ???
¿¿¿ POR QUÉ HABLAN DE DEMOCRACIA COMO SI TUVIERAN LA RAZÓN Y LA VERDAD ABSOLUTA DE SU PARTE ???
¿¿¿ Por qué insisten tanto en convencer a la opinión pública ???
¿¿¿ Por qué usan nuestros recursos para hacer esto ???
¡¡¡ ¿¿¿ POR QUÉ NO HACEMOS ALGO AL RESPECTO ??? !!!!

sábado, 2 de agosto de 2014

¿El hombre y la situación adversa?


Esta pregunta sólo debe hacerse, en el momento que, nos  demos cuenta, luego de un largo proceso de meditación y reflexión, de que  nos estamos enfrentando a una situación compleja en absoluto, en la que no tengamos ninguna oportunidad de triunfar y que nos encontremos en la más humillante y contundente derrota. Sí, ese es el momento, en el que nos veamos sumidos en la desesperación, en el que sepamos con ninguna certeza nuestro siguiente paso. Sólo ahí, en ese incómodo lugar, podremos preguntarnos cómo llegaríamos a superar esa pena que nos aqueja, esa pared que nos oprime el pecho y nos estruja la garganta… ganaremos el derecho de preguntarnos si lo necesitamos o si lo merecemos (y en casos más extremos, si lo queremos).

Todos reaccionamos de manera diferente frente a las muchísimas situaciones que nos aquejan en la vida, de acuerdo a su carácter, temperamento, formación social y cultural y hasta educativa. Pero tendemos a encontrarnos con imposibles de formas muy parecidas, como si la desesperación fuera inmune a la genética y a la migración. La gran mayoría se acorrala, se abraza a sí mismo e intenta cerrar los ojos hasta que la tormenta pase. Estos son los que fueron arrastrados por las consecuencias del azar, los que no tuvieron más culpa que la de existir junto a los problemas que el caos crea en su transitar y evolución. Los restantes, son los que ocasionaron su triste presente, los que con su voluntad exigieron un mundo de problemas y que, seguro, intentarán enfrentarse a esa angustia con la misma fuerza e incoherencia que la engendraron (por donde meten la cabeza quieren meter el cuerpo). Lo más probable es que todo empeore y que se suman en un estado aún peor. Pero si tienen algo de suerte, pocos, poquísimos saldrán victoriosos, victoriosos a corto plazo, ya que no aprenderán de la caída e intentarán patear de nuevo a la piedra que encontraron en su camino.


De inmediato, al vernos en ese tipo de problemas,  lo primero que vemos, lo primero que nos preguntamos es, si vale la pena afrontar, pelear esa batalla. Si necesitamos sacrificarnos por una causa perdida. Y eso lo determinará cada quien, dependiendo de su contexto, de su historia y de su empresa. También está en juego qué es lo que vamos a sacrificar, y aquí es en donde el individuo sabrá discernir si toma o no el riesgo, si la valentía tiene sentido o si lo único que se necesita para sobrevivir es dejarse llevar por la corriente, por la situación adversa.

Samuel Lafebre Ramos